CAMBIOS NEUROLÓGICOS Y CONDUCTUALES

 

   Nota inicial: De acuerdo a los expertos investigadores, nada mejor que explicar de buena forma aquello que nos resulta más familiar o conocido; es por esta razón que (aunque no es la perspectiva más adecuada), hablaremos de nuestro caso personal. Y para facilitar aún más su lectura y porque nos resulta más fácil redactarlo así, hablaremos en "3a persona".

 

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    Aproximadamente, a mediados de 2007, el protagonista de esta historia (my self), sufrió un accidente vascular producto del cual tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, de urgencia, con la finalidad de solucionar un aneurisma detectado en su cerebro. La rápida y veloz reacción del hijo mayor (que se encontraba junto a él en esos precisos momentos), permitió que Eduardo fuese llevado oportunamente al Instituto de Neurocirugía de Chile. Aquí la oportuna y eficaz intervención del equipo médico, que operó al paciente, resultó crucial para salvarle la vida, literalmente hablando. Además, también la rápida reacción de todo el personal del centro médico fue un punto crítico, para que las secuelas físicas resultantes fueran mínimas, comparadas con otras personas con un cuadro médico similar.

 

    Han pasado varios años desde entonces y la recuperación física no ha sido igual a la psicológica; tampoco ocurre lo mismo con el daño neurológico en la persona.

 

    El daño físico está fundamentalmente radicado en el sistema auditivo (ruido permanente en ambos oídos; reducción de la capacidad auditiva en aproximadamente un 25% lo que redunda en una leve dificultad para realizar una vida "normal"; por ejemplo, para conducir un automóvil.

 

    El daño psicológico pareciera ser más severo de lo que se pensaba, inmediatamente después de la operación. Por ejemplo, la persona ha notado que su autoestima ocasionalmente se ha visto reducida; existe un "antes" y un "después". Antes era demasiado proactivo, generalmente con iniciativa permanente; esto ha variado un poco. Preocupaciones, como el futuro a mediano plazo se han vuelto más frecuentes y han ido en aumento conforme avanza el tiempo. Serias dificultades en el aspecto laboral, ha notado la persona, pues desde el momento que fue dado de alta y quizo reincorporarse a su vida laboral le ha sido difícil (ocasionalmente se ha sentido discriminado). Sólo ha logrado "arregláserlas" con trabajos esporádicos o del tipo "Free Lance". Por momentos ha padecido algo de depresión leve, la que ha revertido gracias a sus conocimientos de PNL (Programación Neuro Lingüística), disciplina que ha resultado crucial en el ámbito psicológico de la persona.

 

    El daño neurológico, recién ahora, comienza a comprenderlo en su real magnitud. ¿Cómo ocurre esto? Algo que no se ha visto mermado en Eduardo es su afán de aprender, día a día, nuevos conocimientos; especialmente los que tienen relación con las secuelas, ya explicado. Gracias a sus propias investigaciones ha ido descubriendo que los daños (aunque mínimos) en su cerebro, como resultado de la intervención quirúrgica han provocado, por ejemplo, menor capacidad de orientación (le es difícil orientarse, sobre todo de noche, cuando va conduciendo su automóvil y se enfrenta a una rotonda o cruce de avenidas que no son de uso frecuente). Cuando le realizaron una "audiometría", para establecer su capacidad auditiva, al parecer, se cometió un error. ¿Por qué? Porque sólo midieron cuándo empezaba a percibir el sonido o de qué lado provenía, pero no se preocuparon de establecer de qué forma percibia la calidad de las voces. Para que se entienda de mejor forma: si Eduardo escucha una conversación, de personas junto a él o a través de un aparato de T.V., aunque el volúmen sea alto igualmente escucha distorsionado, por lo tanto es incapaz de interpretar los mensajes que le llegan a sus oídos. ¿Cuándo mejora esta situación? Cuando coloca sus manos, en forma cóncava, alrededor de sus orejas. Esta acción produce un resultado crucial, pues con la ayuda de sus manos (no utiliza audífono), logra escuchar las voces perfectamente.

 

    ¿Por qué resulta importante resaltar esto último? Porque, quizás, resultaría trascendente para otros que cuando se les realice un exámen de ese tipo, se debiera poner más atención en lo que tiene que ver con la vida diaria de la persona: su convivencia familiar, su vida laboral y/o profesional, el impacto psicológico, los reales daños neurológicos y cómo pueden afectar a la persona, etcétera, etcétera.

 

    Todos los descubrimientos que ha efectuado Eduardo, le han permitido comprender que por más oportuna y efectiva que pueda ser la intervención quirúrgica, el sólo hecho de abrir el craneo de una persona e intervenir parte de su cerebro; aunque sea muy virtuoso el médico cirujano y su equipo profesional, siempre será "tocada" alguna parte de su cerebro, por ende algún daño, aunque mínimo, será resultante de esa operación. En el caso Eduardo, la operación estuvo centrada en la región frontal de su cabeza; dos orificios pequeños dieron paso a la intervención; sin embargo, bastó sólo esto para que su vida ya no fuere la misma. No obstante, dá gracias a Dios, a su hijo, a su familia, al equipo médico que le salvó la vida, por sobre cualquier otro resultado. La vida sólo se vive una vez y hay que aprovecharla al máximo. Eduardo cree firmemente que si está vivo, aún, es porque hay algo (todavía no sabe qué), que ha de realizar antes de su partida definitiva.

 

    Para concluir: ¿Acaso no es importante la calidad de vida para quién "egresa" de una intervención así? ¿Será posible que las "mediciones", físicas, psicológicas o neurológicas, sean más acuciosas en el futuro? ¿Tienen derecho o no a continuar haciendo su vida, tales personas, de la mejor forma posible? ¿De quién dependen estas resoluciones?

 

    ¡Como para pensarlo, no! ¿Qué opina usted?

 

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Comentarios: 2
  • #1

    Stella (viernes, 10 abril 2015 07:32)

    Es lamentable o irónico que, para solucionar algún daño cerebral, una intervención quirurgica tienda a dañar otras partes del cerebro, afectando así otras
    funciones que a lo mejor no se encontraban afectadas con el daño anterior, pero toda intervención, cualquiera que sea, tiene sus daños colaterales, más aún si se trata del cerebro.
    Personalmente me uno a tu sentir, ya que he tenido experiencias directas e indirectas a lo que es tener alguna afección cerebral (o procedimiento quirúrgico) que afecte tus capacidades o habilidades. Entiendo que es muy frustrante tanto para el paciente como para los familiares.
    En el caso del área de trabajo (entre otros círculos al que uno pertenece) entiendo que lo que uno espera es que luego de uno haber pasado por tal momento tan trágico y frustrante, y haber superado muchas vicisitudes (entre esas la muerte), lo que el paciente espera es que esas personas te reciban con alegría y buen ánimo, con la intención de ayudarte en ese proceso de reintegración al trabajo y que puedan tratar de entender tus nuevas dificultades y asistirte según el caso. Así en los otros círculos.
    Hay paises que, en sus lugares de trabajo, cuando uno tiene alguna discapacidad el patrono ofrece acomodo razonable, pero aún así uno espera ese apoyo emocional de sus compañeros y amigos, ya que este nuevo estado de salud afecta en todas las dimensiones del paciente.
    Sin excusar a estas personas que no han sido consideradas contigo, tal vez los que tienen la discapacidad son ellos y no tú, pues al no entender o comprender tu situación se sienten impotentes para ayudarte y llegan, por decirlo así, a un estado de negación, resolviéndolo de la manera más fácil, huyéndole a lo que ellos consideran un problema y no afrontándo la nueva realidad que ahora también se hace pertinente a ellos. Tal vez una de las cosas que puede hacer el patrono, como parte del acomodo razonable, es informarse de la condición de su empleado, tratamientos y repercusiones en el paciente, y cómo ellos pueden ayudar a manejar las dificultades del empleado para que se pueda reincorporar a su trabajo; A la misma vez informar a los otros empleados y adiestrarles, en la medida que se pueda, para que puedan manejar esos nuevos retos, en grupo. O sino, uno como paciente reunirse con sus compañeros para orientarlos y aclararles las posibles formas en que pueden ayudar a uno. Al menos eso es lo que se tiende a hacer en las escuelas cuando llega un niño o niña con alguna discapacidad.
    Cuando un paciente cuenta con el apoyo de todas las personas que lo rodean: Familiares, amigos, compañeros de trabajo, equipo médico, iglesia, entre otras. Supera en gran cantidad y quizás completamente el trauma que se produce desde la enfermedad hasta los tratatamientos y sus secuelas. Incluso hasta pudiera mejorar la codición y más aún hay condiciones que pueden sanar totalmente.
    Por lo visto, dentro de toda tu situación, eres muy afortunado, pues tras encontrate con unos buenos profesionales de salud (que son comprometidos y respetan a los pacientes como esos que te atendieron), tienes un hijo y una familia muy diligente, amorosa y unida. Además, tu personalidad es muy buena y te ha ayudado: a informarte de tu condición, a trabajar con ella y superar las dificultades que esto colleva; Has superado grandemente la depresión (como nos has dejado saber), has buscado posibles soluciones para algunos de tus problemas (como la parte donde comentas que pones tu mano en forma cóncava en tu oído para poder escuchar,...) y lo mejor es que tienes un espiritu fuerte y muy fortalecido en Dios, que es el que obra milagros y todo lo puede.
    Siguete aferrando a Dios Padre, a Jesucristo su hijo y al Espiritu Santo, y fortalece tu alma con su palabra. Sigue siendo proactivo como antes, pero en tu nueva faceta, porque Dios te ha escogido para que con tu experiencia des a conocer los milagros que hace y que hizo contigo, al haber permitido que sobrevivieras tanto a la aneurisma como a la operación.
    Muchas bendiciones a ti, a tu familia, a todo el que te ayudó (desde el equipo médico hasta cualquier cristiano que haya pasado por tu frente y te haya extendido una mano, escuchado, brindado un poco de amor y comprensión, etc.) a todo aquel que lea esto, a lo enfermos y a todos aquellos valientes que se comprometan a apoyar, a dar amor, a ayudar y a entender otras personas con difrentes condiciones de salud; En especial muchas Bendiciones a Dios, su hijo Jesús y su Espiritu Santo, en su Santísima Trinidad, quien es el que nos da la vida, nos sostiene y nos da fuerza para seguir.
    Exito con tu salud y todas las dmás facetas. atte. Stella

  • #2

    Eduardo Brizuela A. (lunes, 20 abril 2015 18:22)

    Muchas gracias Stella, por su amable y conmovedor comentario. Mi familia y el suscrito se lo agradecemos, sinceramente.

    Espero se mantenga en contacto con nosotros.

    Un afectuoso saludo desde Santiago, Chile.